Transitar el camino hacia una cultura de trabajo más inclusiva implica promover el respeto por todas las identidades, así como la creación de entornos laborales donde todas las personas puedan expresarse de manera auténtica y genuina. ¿Qué rol juega en este proceso el uso que hacemos de los pronombres?
Cuando hablamos de pronombres, nos referimos a las palabras que cada persona quiere que se utilicen cuando se habla con ella o sobre ella. Los pronombres más comunes son “él” y “ella”, pero muchas personas que se identifican como no binarias pueden optar por usar diferentes pronombres, como por ejemplo “elle”, o bien algunas personas pueden sentirse cómodas con más de un pronombre.
Para quienes nunca han tenido que preocuparse por los pronombres, es posible que su uso no les parezca importante. Sin embargo, si queremos lograr ámbitos más empáticos y respetuosos, resulta clave comprender que los pronombres se refieren a la identidad de una persona y, por lo tanto, cuando alguien los usa de manera incorrecta para llamar o referirse a alguien, puede resultar doloroso y vergonzoso.
En este sentido, también debemos tener en cuenta que no siempre es posible saber cuáles son los pronombres de alguien solo por cómo se ve esa persona. Además, las suposiciones pueden no ser correctas. Por eso, cuando no sabemos el pronombre de alguien, es importante que prestemos atención para ver cómo esa persona habla sobre sí misma. También podemos preguntárselo respetuosamente: para eso, podemos presentarnos con nuestros pronombres y preguntarles los suyos.
Contribuir a visibilizar la pregunta por los pronombres, incluso con acciones pequeñas como una aclaración entre paréntesis en nuestras redes sociales o en la firma de correos electrónicos, puede contribuir en gran medida a naturalizar este comportamiento. Así, hablar sobre pronombres y su uso correcto puede ser el disparador para visibilizar distintas identidades, pero también para abrir nuevas conversaciones sobre la importancia de la diversidad y la inclusión.