Durante muchos años, las madres han sido quienes tradicionalmente dejaban el trabajo remunerado para encargarse de las tareas de cuidado. Sin embargo, los cambios sociales del último tiempo han puesto en agenda la importancia de promover un rol más activo por parte de los padres en la vida familiar. Este proceso se vio acelerado aún más a partir de la pandemia, que puso en evidencia no solo la cantidad de tiempo que insume este tipo de tareas, sino –además- que cuando el trabajo de cuidado se distribuye más equitativamente hay un impacto positivo para toda la familia.
Los beneficios de una licencia de paternidad extendida comienzan en el hogar. De acuerdo a un estudio de McKinsey y LeanIn.org, 90% de los hombres que tomaron esta licencia notaron una mejora en la relación con su pareja. Los estudios también muestran que una mayor participación del padre en el cuidado del bebé puede mitigar los resultados de la depresión posparto. Asimismo, la licencia permite a los padres sentar las bases para una distribución más equitativa de las responsabilidades en el futuro.
De acuerdo a la investigación, los padres notaron –además- que sus licencias los ayudaron a apoyar las metas profesionales de sus parejas y a minimizar el impacto negativo en la progresión de sus carreras. Se trata de un paso muy importante en la reducción de la brecha salarial de género.
La licencia por paternidad también puede contribuir a construir relaciones más sólidas entre padres e hijas/os a lo largo del tiempo. En un mundo donde casi la mitad de los padres dicen estar insatisfechos con la cantidad de tiempo que pasan con sus hijos/as (el doble de la tasa de madres que dicen lo mismo), la licencia se presenta como una gran oportunidad para cambiar esta realidad.
Sin dudas todos estos puntos benefician no solo a las familias, sino también a las organizaciones: el aumento de satisfacción por parte de los colaboradores impacta positivamente en el lugar de trabajo. Así, resulta clave crear culturas empresariales que naturalicen y celebren la licencia por paternidad, donde los hombres puedan compartir sus experiencias positivas.
En Argentina, el proyecto de ley Cuidar en igualdad prevé un aumento progresivo de días para las licencias de personas no gestantes: a partir de la entrada en vigencia de la ley se elevaría la licencia a 15 días, luego de dos años a 30, después de cuatro a 45, después de seis a 60 días, y al cumplirse ocho años de la ley la licencia será de 90 días. Es importante que desde el sector empresario tomemos dimensión de lo que este tipo de iniciativas implica, de modo de tener un rol activo en contribuir a que los padres puedan tomar protagonismo en los cuidados.
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